Estudio revela que 26% de universitarios están GORDOS

“Feliz comería en el casino, pero siempre está lleno”. Esa es la razón que da Diego Barrios (19), estudiante de Bachillerato en Humanidades de la UC, para optar todos los días por la comida chatarra.

Por Mª Victoria Barra S.

Son las tres de la tarde y recién está almorzando un completo: “No me da tiempo antes. Es una complicación comer en la universidad”. Asegura que compensa esta situación con un buen desayuno y al llegar a su casa procura comer bien.

Más del 50% de los estudiantes consumen al menos dos veces a la semana galletas dulces, chocolates, frituras, embutidos y mayonesa, que son alimentos ricos en grasa.

Este es uno de los resultados del estudio realizado el año pasado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), aplicado a 321 alumnos de sus aulas. La investigación indagó en los patrones de actividad física y de hábitos alimentarios. Además, calculó los Índices de Masa Corporal para establecer el estado nutricional de los universitarios. Un 26,6% presenta algún grado de sobrepeso u Obesidad.

El encargado de este estudio fue el Dr. Norman MacMillan, profesor de Nutrición en la Escuela de Educación Física de la PUCV. No es la primera vez que indaga sobre este tema. Hace un tiempo hizo un estudio piloto con los estudiantes de su escuela. Los midió al inicio y al final del año, y descubrió que muchos habían engordado y reducido su condición física. “Allí me di cuenta que si en Educación Física estaba sucediendo esto, en el resto de la universidad debía ser peor… Además, como profesor me gusta integrarme a las actividades recreativas de mis alumnos y me di cuenta de lo pésimo que comen”, señala el académico.

Lo mismo opina el profesor de Educación Física de la UC, Manuel Burbón, quien incluso reconoce que para él es difícil tener una alimentación ordenada en la universidad, principalmente por los horarios.

Pero en su clase de fútbol tiene cortitos a los alumnos. Se encarga de averiguar siempre sobre sus hábitos fuera de la universidad a través de sus conocidos. Por eso, no es raro que el lunes ya sepa quiénes estuvieron de carrete el fin de semana o ya se haya enterado de quienes almorzaron comida chatarra ese día: “Es un juego que utilizo como vehículo de educación, pues desde su experiencia les recalco los hábitos saludables”. Además, la asignatura contempla una clase teórica sobre estos temas, donde les explica a los alumnos sobre los alimentos que deben ingerir, los que deben consumir en menor medida y la actividad física que deberían realizar frecuentemente.

El análisis de la casa de estudios porteña señaló que entre el total de los encuestados, un 53% no realiza ejercicio alguno. La mitad de ellos se escudaron en que no les alcanzaba el tiempo.

En la UC han observado que los alumnos de los primeros años hacen más ejercicio que los que ya están terminando sus carreras, habiendo una fuerte tendencia al sedentarismo en ese período.

Si no es exceso, es déficit

Mientras preparan un trabajo para la universidad, Gabriel Cárdenas (18) y Ema Sotomayor (19) comparten una caja de papas fritas en el Campus San Joaquín de la UC. “Esto no es almuerzo, es sólo para chanchear”, reconoce uno de estos estudiantes de Agronomía.

El almuerzo lo traen desde su casa, pues en la universidad tienen microondas.

Generalmente el menú es un sándwich, fideos o arroz. No mencionan frutas o verduras.
El estudio de la PUCV señala que sólo un 13% de los universitarios consume frutas y verduras en forma adecuada, es decir dos porciones de cada una al día.

¿Y el desayuno? “A la rápida, si es que me tomo una taza de té en mi casa y lo demás en el camino”, comenta Gabriel.

Los estudiantes universitarios con frecuencia presentan un desorden en el horario de su alimentación. Muchas veces se saltan comidas o picotean alimentos tipo snack, ricos en calorías y de bajo poder nutritivo, según explica el Dr. Manuel Moreno, Médico Nutriólogo del Programa de Obesidad UC. “Por lo tanto nos encontramos con que es el periodo en el cual comienzan a presentar trastornos nutricionales, ya sea por exceso de ingesta y a veces por déficit”, agrega el especialista.

Cecilia Castillo, nutrióloga del Centro Clínico de la Obesidad, señala que suelen ocurrir trastornos alimentarios como anorexia o síndrome por atracones, que están relacionados con el estrés y el cambio en la rutina que experimentan los universitarios. “También influye que en etapas anteriores de la vida hay una preferencia por la comida chatarra, que es parte de su historia”, señala la especialista.

El problema es la oferta

Los especialistas concuerdan en que una solución a los problemas nutricionales de los universitarios sería la existencia de una oferta saludable a precios razonables y que se acomode a sus horarios.

Mónica Muñoz, a cargo del Programa UC Saludable —que fomenta conocimientos, habilidades y destrezas para el autocuidado y estilos de vida saludables —, reconoce que el horario disponible para almorzar entre clases no siempre es el más cómodo. Esto se debe a que el tiempo es muy poco, la comida disponible suelen ser “combos chatarra” y el espacio es reducido, considerando que la universidad tiene casi 20 mil alumnos.

Por su parte, en la PUCV también tienen un programa de “Universidad Saludable” que promueve hábitos de vida sana, pero por ahora está más enfocado al tabaquismo, alcohol y drogas. Reconocen que la alimentación y ejercicio es aún un tema pendiente.
“Una solución sería la existencia de una oferta saludable a precios razonables y que se acomode a sus horarios”.

Fuente: Diario La Segunda
10 de Abril de 2008