¿POR QUÉ ES NECESARIO RECONOCER A LA OBESIDAD COMO UNA ENFERMEDAD?

Según las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Salud, la obesidad se está convirtiendo en un problema serio para nuestro país. El estudio consignó que el 31,2% de la población chilena mayor de 15 años tiene obesidad y un 3,2% -unas 500 mil personas- viven con obesidad mórbida.

Somos el país de OCDE con mayor cantidad de personas con obesidad en relación con su población y en general, el sobrepeso ha aumentado un 10% en los últimos 10 años. Sin embargo, hasta el día de hoy la obesidad no es considerada como una enfermedad en nuestro país, solo como un factor de riesgo, a pesar de la evidencia científica que ha sido publicada al respecto. Una diferencia que para muchos puede parecer tan solo una etiqueta, pero lo cierto es que supone un hecho de vital importancia tanto en la percepción misma de los pacientes sobre lo que padecen hasta la posibilidad de contar con tratamientos efectivos para la mayor cantidad de la población afectada.

Los cuatro factores

La obesidad, desde 1995, es catalogada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad crónica y multifactorial que se produce por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. La clave en esta definición es la palabra “multifactorial” y significa que su origen no se debe simplemente a un desorden alimenticio o la falta de ejercicio, sino que en realidad a múltiples razones.

El doctor Claudio Canales es el presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Medicina Metabólica y una de sus principales motivaciones es que en Chile se logre reconocer a nivel de políticas públicas a la obesidad como una enfermedad. “Se ha generado un estigma hacia los pacientes con obesidad, señalando que son personas que no logran cerrar su boca o hacer ejercicio, pero la realidad es algo mucho más compleja que eso”.

Dentro de las variables que causan la obesidad está en primer lugar la genética, tanto como un factor heredable como también el estar vinculado a ciertas etnias. El factor genético puede aumentar en un 20 y hasta un 30% el riesgo de presentar obesidad. Luego está la fisiología, es decir, el funcionamiento correcto de nuestro cuerpo, el cual puede generar desórdenes alimentarios debido a alteraciones hormonales que no necesariamente podemos ver a simple vista. De hecho, la sensación de hambre o saciedad está principalmente regulada por hormonas y cualquier alteración que no sea detectada o tratada puede generar otro tipo de problemas.

La psicología es también otra de las causas que demuestran que la obesidad no es solo un tema de voluntad. El estrés, cansancio o situaciones traumáticas pueden también traducirse en hábitos que llevan finalmente a la obesidad. Finalmente, el entorno también es relevante a la hora de desarrollar o no la obesidad. La disponibilidad de alimentos saludables, de espacios para hacer ejercicio, el estilo de vida sedentario y hasta el nivel socioeconómico.

Por estas razones, dice el doctor Canales, que no tiene mucho sentido tratar a la obesidad de la misma forma que se hace con el tabaco o el consumo de bebidas alcohólicas, que si son factores externos al paciente. “La obesidad no solo es perjudicial porque nos lleva a otras enfermedades, sino que también es crónica, por lo que no sirve tan solo enfocarse en la prevención, sino que también en su tratamiento”.

Los pasos por seguir

Según el especialista, todos los programas de prevención de obesidad en Chile han terminado fracasando, debido a que desde los años 70 hasta ahora, los índices de la enfermedad se han triplicado. Por lo mismo, es necesario que se de el paso importante de reconocer a la obesidad como enfermedad para poder mejorar el manejo a través de la elaboración de una guía clínica.

¿Qué es la guía clínica? Se trata de un conjunto de recomendaciones y procedimientos para los médicos a la hora de tratar con un paciente. El profesional señala que en el caso de la obesidad es aun más importante, debido a que se trata de una enfermedad crónica que, además, debe requerir un enfoque multidisciplinario.

“Cuando la obesidad se reconoce como enfermedad, los tratamientos a seguir tienen que ser muy reglados. Esto incluye el uso de fármacos, tratamientos, cirugía y especialistas que deben colaborar para mejorar el estilo de vida del paciente”, nos explica. Pero por sobre todas las cosas, el principal efecto de reconocer a la obesidad como enfermedad, será que el gobierno tiene que considerar en su agenda de salud tomar medidas mucho más activas en cuanto a crear oportunidades para pacientes que hoy en día simplemente no poseen las facilidades para acceder a los tratamientos.

El doctor Canales cita el ejemplo de las cirugías bariátricas. En Chile, se realizan al año 8 mil de estas operaciones, de las cuales el 95% ocurre en el sector privado y solo el 5% son parte de un plan piloto en salud pública para su acceso. “Esto significa que de esos 8000, solo 400 pueden acceder, por lo cual las listas de esperas se hacen eternas”.

La importancia de tomar un rol activo y no solo preventivo con la obesidad es crucial además, a nivel económico. La obesidad predispone la aparición de 236 otras enfermedades asociadas, las cuales terminan siendo mucho más costosas para el sistema que haber tratado a los pacientes que sufren de obesidad desde el principio, cuando aún era manejable. “En Chile se mueren 12 mil personas con obesidad al año, y es una realidad que aún puede empeorar por los efectos de la pandemia, por lo que no hay momento más urgente que este para hacer que todos: pacientes, médicos y autoridades comiencen a ver a la obesidad con la complejidad que realmente tiene”, sentenció el especialista.

Fuente: https://www.latercera.com (26-10-20)