UN PROBIÓTICO “MADE IN SPAIN”’ SALIDO DEL INTESTINO DE PERSONAS DELGADAS PREVIENE LA OBESIDAD

Un equipo del IATA-CSIC ha patentado una bacteria que reduce el peso, la grasa corporal y mejora la acción de la insulina. ¿De dónde ha salido esta gran herramienta? De los microorganismos de nuestros intestinos. Se estrecha el cerco en torno a la obesidad y, con ello, aumenta la posibilidad de encontrar una pastilla que permita revertirla o, mejor aún, evitarla. A lo largo de los años, se ha acumulado una enorme cantidad de información sobre los mecanismos que llevan a engordar.

No hace falta estudiar para saber que gran parte del problema depende de nuestros (malos) hábitos dietéticos y del poco tiempo y esfuerzo que le dedicamos a la actividad física, pero sí que hace falta investigar, y mucho, para llegar a comprender que nuestra microbiota desempeña un papel estelar en la aparición y mantenimiento de la obesidad. ¿Cómo? En Alimente hemos contado que los metabolitos producidos por nuestras bacterias intestinales favorecen la acumulación de grasa o que el equilibrio entre “especies buenas y malas” de esos microorganismos influye en el metabolismo, la inflamación y, en consecuencia, en el desarrollo de la obesidad.

 El probiótico consiste en una bacteria aislada de la microbiota intestinal de personas delgadas y que se asocia a un fenotipo metabólico saludable. Unido inevitablemente a la microbiota está el estudio de los probióticos y prebióticos. Los primeros son, según la definición de 2014 de un comité de expertos europeos, “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”, mientras que los prebióticos son ‘alimentos’ para nuestras bacterias. Todos estos factores confluyen en una investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha permitido el desarrollo de un probiótico de nueva generación que ayudará a prevenir de forma eficaz las complicaciones metabólicas de la obesidad. El probiótico consiste en una bacteria aislada de la microbiota intestinal de personas delgadas y que se asocia a un fenotipo metabólico saludable.

Específicamente, esta bacteria (llamada Phascolarctobacterium faecium) “forma parte de la microbiota normal de las personas sanas y está presente en la mayoría de ellas, aunque disminuye a partir de los 60 años de edad”, detalla la profesora Yolanda Sanz, investigadora del IATA-CSIC y coordinadora del proyecto europeo MyNewGut, que ha generado un biobanco de bacterias intestinales humanas con potencial para mejorar la salud. La bacteria del probiótico se identificó en un estudio longitudinal en niños que tenían un peso normal al comienzo de la investigación. “A lo largo de cuatro años, medimos los cambios de peso de los menores y al finalizar el trabajo comprobamos que la bacteria se encontraba en mayor cantidad en los que se mantuvieron delgados, pero estaba reducida en los que desarrollaron sobrepeso u obesidad a lo largo de este tiempo”.

Así trabaja

¿Qué hace P. faecium para evitar la obesidad? “Producir ácidos grasos de cadena corta, como el propiónico, que induce saciedad y tiene efectos antiinflamatorios”, refiere la investigadora. Otro hecho que sustenta la idea de que esta bacteria trabaja a favor de la delgadez es que “las personas que toman metformina (un antidiabético) tienen mayor concentración de esta bacteria en el intestino”.

Con toda esta información, el equipo de Yolanda Sanz comenzó a evaluar las propiedades antiobesidad del microorganismo en un ensayo preclínico (en animales) y ha determinado que en los ratones con obesidad provocada por una dieta rica en grasas e hipercalórica, la bacteria actúa por varios mecanismos de acción: por una parte, activa las hormonas del intestino (sistema enterocrino) y aumenta la síntesis del péptido YY (una hormona anorexígena, con lo que se reduce el apetito) e inhibe las hormonas orexigénicas (estimuladoras del hambre). Y, por otra parte, reduce la inflamación ocasionada por la dieta hipercalórica (incrementa la proporción de células inmunitarias antiinflamatorias) y también estimula la síntesis de algunos mecanismos de defensa del intestino. El resultado es que “los animales reducen su peso y su grasa corporal cuando les proporcionamos el probiótico, pero además mejoran su tolerancia a la glucosa”.

Los resultados conseguidos hasta ahora no pueden ser más alentadores: la bacteria disminuye el apetito, el peso y la grasa corporal, además normaliza las alteraciones inmunológicas asociadas a la obesidad que, con frecuencia, acarrean enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, y reduce la inflamación intestinal.

Hacia la recta final

Con la bacteria ya patentada para prevenir y tratar la obesidad, el siguiente paso del proyecto del IATA -que cuenta con la financiación de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI)- es optimizar los procesos de producción, antes de iniciar los ensayos en humanos previos a su comercialización. La profesora detalla que están trabajando en la microencapsulación de la bacteria para “mejorar las tasas la estabilidad del probiótico, aumentar su vida útil y su viabilidad en el intestino”. Pero, por ahora, el producto no está formulado. Aun así, “creemos que en menos de un año podríamos comenzar con su ensayo en humanos”, y si todo fuera bien, el probiótico podría estar listo para su venta en un plazo de tres años (una empresa multinacional se ocuparía de su producción), un tiempo que a los ojos del consumidor se antoja largo, pero que es un récord en el mundo de los productos para la salud.

 Los siguientes interrogantes también tienen respuesta en boca de Yolanda Sanz: ¿para quién está indicado el probiótico? “En principio, para las personas con obesidad y diabetes”. ¿Cuánto tiempo hay que tomarlo para mantener sus beneficios? “Probablemente, su efecto desaparezca al dejar de tomarlo, como sucede con otros probióticos, porque la microbiota del individuo evita la colonización permanente”. Aceptando estas limitaciones, cada vez está más claro que la solución a la obesidad y sus consecuencias pasa por nuestro intestino.

Fuente: https://www.alimente.elconfidencial.com (14-05-21)