CASI MEDIO MILLÓN DE CHILENOS SUFRE OBESIDAD MÓRBIDA
Según la última Encuesta Nacional de Salud, el 3,2% de la población del país es obesa mórbida, el triple que hace 15 años. El grupo entre 30 y 49 años es el que presenta la mayor prevalencia. El 4,9% de este segmento tiene esta condición.
En el año 2003, cuando se realizó la primera Encuesta Nacional de Salud (ENS), el 61% de la población mayor de 17 años tenía exceso de peso, es decir, sufría sobrepeso, obesidad o eran obesos mórbidos. Este último grupo representaba al 1,3% de la población, unas 148 mil personas.
Catorce años después, según la ENS 2016-2017, dada a conocer en diciembre, el 74% de la población tiene exceso de peso y 470 mil viven con obesidad mórbida (3,2% de la población).
Fernando Vio, investigador del Instituto de Nutrición y Alimentos (Inta) de la U. de Chile, señala que el incremento de la obesidad mórbida es sin duda lo “más impresionante” de la última ENS. “Este es un problema muy grave por la incapacidad que representa por la obesidad en sí, pero más aún por las co-morbilidades que trae consigo. El incremento de la obesidad mórbida es un fenómeno nuevo en el país que va a significar una gran carga de enfermedad y altísimos costos para la atención médica. Antes solo se veía en EE.UU. y cuando viajábamos a ese país nos impresionaba el número de obesos mórbidos. Hoy si caminamos por las calles de cualquier ciudad vemos los obesos mórbidos que hasta la década del 90 no se veían en Chile. En la década del 80 la prevalencia de sobrepeso y obesidad era muy baja en Chile y no existían los obesos mórbidos”, reflexiona.
Samuel Durán, académico de la Escuela de Nutrición de la U. San Sebastián y vicepresidente del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, coincide en que en los 80 era muy raro encontrar estas personas. El problema, según él, es que este grupo es difícil de tratar. “Tienen alta tasa de fracaso con dietoterapia, e incluso con las cirugías bariátricas”, indica.
La obesidad mórbida es un estado patológico, dice Lorena Hoffmeister, directora de la Escuela de Salud Pública de la U. Mayor. “En estas personas las estrategias de prevención no funcionaron, son los casos más extremos. Es dramático tener 470 mil obesos mórbidos en Chile”, dice.
Según la ENS 2016-17, el grupo etario que más obesidad mórbida tiene es el de 30-49 años. En este grupo, el 4,9% la sufre.
Los más afectados
Si al porcentaje de población con obesidad mórbida se suman los que tienen obesidad y sobrepeso, los más afectados son los que tienen entre 50 y 64 años, donde el exceso de peso alcanza 85,3%. En las encuestas anteriores (ENS 2003 y ENS 2009-2010), cuando el corte de edad se hacía en los 45-64 años, este grupo era el que más exceso de peso tenía con 75,6% y 77,1%, respectivamente.
Según Durán, esta población es la que ingresó al mundo laboral junto a la bonanza económica. “Fueron los primeros adultos que se vieron con dinero y con acceso a la economía de bienes de consumo, a bebidas, comida chatarra y también a electrodomésticos que nos volvieron menos activos en casa y a los autos que también afectaron los traslados”. El nutricionista considera grave que en este tramo solo el 15% sea normopeso.
Para Hoffmeister, varios factores están detrás de esta realidad. Uno es la forma de alimentación y el bajo consumo de frutas y verduras. A nivel nacional, solo el 15% cumple con el criterio de las cinco porciones diarias. Incluso en el grupo de 50 a 64 años se redujo el nivel de cumplimiento entre la ENS de 2009-2010 y la última. También disminuyó en los adultos de más de 65 años. “Es preocupante”, dice la directora de la Escuela de Salud Pública de la U. Mayor. A eso se suma el sedentarismo, medido como actividad física fuera del hogar. Salvo los más jóvenes (15-19 años), sobre el 90% del resto de la población no cumple el criterio. “Los que menos cumplen son los de edad intermedia y los adultos mayores”, señala Hoffmeister.
Para Vio, el grupo de los 45-64 o 50-64, como lo mide la ENS de 2016, es el grupo de adultos que están relativamente sanos, tienen alto sedentarismo (90%) y una dieta con alto contenido de grasas, azúcar y sal que no controlan. “No se privan de nada y comen varios panes al día, papas fritas, completos, empanadas, lomitos, bebidas gaseosas, toman once en vez de comer en la noche y los fines de semana comen asados y beben alcohol en forma excesiva”, señala.
Sin embargo, es una población “salvable” dice Hoffmeister, porque todavía es joven, activa y está inserta en el medio laboral. “Es el grupo que más preocupa en términos de carga de enfermedad y también el que más demanda. Tiene mala alimentación, poca actividad física, mal estado nutricional y una prevalencia de diabetes de 18,3%”, dice.
A nadie le importa
Pese a la gravedad del problema, la obesidad no aparece cuando se plantean políticas públicas. Pero Vio no solo cuestiona a las autoridades, también a las personas. “No hay movimientos sociales ni marchas que lo respalden, como sí lo hay para temas como gratuidad universitaria, educación pública, AFP, isapres, matrimonio igualitario, marihuana y otros”, dice. Es un problema global y tan importante como el cambio climático o el envejecimiento, señala, pero estos están en las políticas públicas. “La obesidad no”.
Para Hoffmeister llegó el momento de poner en marcha políticas públicas para enfrentar esta realidad, políticas que además deben ser complementarias, porque una sola no basta para mejorar esta realidad. “Es necesario combinar y mantener políticas públicas transversales, para que la gente decida consumos más saludables e integrar también la lógica laboral. Hay un espacio de trabajo allí y se debe considerar también como un espacio de cambio”.
En el caso del grupo de mediana edad, Hoffmeister señala que se debe sumar alguna estrategia desde el mundo laboral que es donde pasan la mayor parte del tiempo.
Fuente: http://www.latercera.com (05-03-18)