¿COMER AJÍ DISMINUYE O AUMENTA EL RIESGO DE OBESIDAD?

En un estudio reciente publicado en Frontiers in Nutrition, los investigadores exploraron la asociación entre la frecuencia del consumo de ají y el riesgo de obesidad.

Lograr un equilibrio energético a través de una dieta saludable y actividad física se considera la mejor estrategia para combatir la obesidad. La obesidad es una condición metabólica crónica definida por un índice de masa corporal (IMC) de 30 kg/m2 o más. Debido a su creciente prevalencia en todo el mundo, la obesidad se ha convertido en un importante problema de salud pública. Según la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), alrededor del 35% de los hombres y el 40% de las mujeres en los Estados Unidos se ven afectados por la obesidad. La obesidad se asocia con diversas complicaciones de salud, incluidas enfermedades cardiovasculares, diabetes, síndrome metabólico, enfermedades renales y hepáticas, así como ciertos cánceres.

Numerosos estudios han evaluado los beneficios para la salud de las especias y hierbas, incluidos los ajíes. La capsaicina, un ingrediente activo de los ajíes, ha mostrado resultados prometedores en el tratamiento del cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el dolor crónico y las enfermedades neurodegenerativas. En cuanto al control de la obesidad, se ha descubierto que los ajíes aumentan el gasto de energía, reducen el apetito y la ingesta de energía y mejoran la oxidación de lípidos. Sin embargo, estudios previos que investigaron la asociación entre el consumo de ají y el riesgo de obesidad han producido resultados mixtos. Además, la mayoría de estos estudios han involucrado a poblaciones asiáticas debido a las tasas de consumo relativamente más altas de ajíes en estas naciones.

Sobre el estudio

En el estudio actual, los científicos investigan la asociación entre la frecuencia del consumo de ají, el IMC y la prevalencia de la obesidad en la población general de EE.UU. Los datos se obtuvieron de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de 2003-2006, que recopila información demográfica, de salud y nutricional integral de varios grupos de edad y etnias en los EEUU. El estudio analizó datos obtenidos de 6.138 participantes. Los datos sobre la frecuencia del consumo de ají se recopilaron a partir de un cuestionario de frecuencia alimentaria. Con base en esta información, los participantes se dividieron en tres grupos: grupos sin consumo de ají, consumo ocasional de ají y grupos de consumo frecuente de ají.

Se utilizaron datos sobre la altura y el peso de los participantes para calcular el IMC, considerándose obesidad un IMC de 30 kg/m2 o más. En el análisis final se consideraron como covariables una amplia gama de características sociodemográficas y de estilo de vida de los participantes.

Hallazgos del estudio

Según las respuestas al cuestionario, el 16,8%, el 74% y el 9,2% de la población total del estudio se dividieron en los grupos sin consumo de ají, consumo ocasional de ají y consumo frecuente de ají, respectivamente. En cuanto a los factores de riesgo del estilo de vida relacionados con la obesidad, el 44,6%, 69,7%, 36,3% y 12,5% de los participantes del estudio informaron hábitos actuales de tabaquismo, consumo de alcohol, hipertensión y diabetes, respectivamente.  El análisis comparativo no identificó diferencias significativas en el IMC entre los tres grupos de consumo de ají. Sin embargo, se observó una asociación positiva significativa entre la frecuencia del consumo de ají y la prevalencia de la obesidad.

Entre las covariables analizadas, se observaron diferencias significativas en edad, sexo, origen étnico, nivel educativo, estado civil, ingresos familiares, consumo de alcohol, nivel de actividad física, presencia de diabetes e ingesta dietética entre los tres grupos de consumo de ají. El análisis que ajustó todas las covariables reveló que los participantes del grupo de consumo frecuente de ají tenían valores de IMC significativamente más altos que los de otros participantes del grupo. Más específicamente, las personas que consumieron ají con mayor frecuencia se asociaron con un promedio de 0,71 unidades más de valores de IMC que aquellos que no informaron ningún consumo de ají. El análisis totalmente ajustado también reveló que los participantes con la mayor ingesta de ají tenían un riesgo 55% mayor de desarrollar obesidad en comparación con los no consumidores.

Entre los factores sociodemográficos y de estilo de vida evaluados, el género influyó significativamente en las variables sociodemográficas entre la frecuencia de consumo de ají y el IMC. En cuanto al riesgo de obesidad, la edad y el sexo se identificaron como factores que influyen significativamente, observándose un mayor riesgo de obesidad debido a la ingesta de ají entre las participantes femeninas y las de 60 años o más.

Conclusiones

Se descubrió que la ingesta frecuente de ají aumenta significativamente el IMC y el riesgo de obesidad en adultos estadounidenses, especialmente en mujeres. Estos hallazgos están en línea con varios estudios observacionales a gran escala realizados anteriormente en países asiáticos. Es importante destacar que los ají se consumen frecuentemente con alimentos ricos en grasas y calorías, que forman parte de patrones dietéticos poco saludables que a menudo son responsables del aumento de peso. Debido al diseño transversal del estudio actual, los científicos no pudieron establecer una relación causal entre la frecuencia del consumo de ají y el riesgo de obesidad. Además, los datos de la encuesta no incluyeron los tipos de ají, el picante ni las cantidades de ingesta; por lo tanto, no se pudieron abordar las asociaciones de estos factores con el IMC y la obesidad. En general, los hallazgos del estudio sugieren que restringir la ingesta de ají podría reducir el riesgo de aumento de peso y obesidad.

Fuente: https://www.news-medical.net (03/06/24)