FRUCTOSA, EL COMBUSTIBLE QUE ACELERA EL CÁNCER
Un estudio revela el sorprendente resultado de que los cánceres colorrectales utilizan el ingrediente principal en la mayoría de los refrescos azucarados y muchos otros alimentos procesados, el jarabe o sirope de maíz con alto contenido de fructosa, como combustible para aumentar las tasas de crecimiento de los tumores
¿Es el azúcar un alimento del cáncer que impulsa su crecimiento?
La respuesta parece ser ‘Sí’, al menos en ratones, según un estudio dirigido por investigadores del Baylor College of Medicine y Weill Cornell Medicine. Su trabajo, publicado en «Science», muestra que consumir una cantidad «modesta» diaria de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, el equivalente a beber aproximadamente unos 340 gramos de bebidas azucaradas al día, acelera el crecimiento de los tumores intestinales en modelos de ratón genéticamente predispuestos a desarrollar cáncer intestinal, independientemente de si son o no obesos. Los investigadores también han descubierto el mecanismo por el cual el consumo de bebidas azucaradas puede alimentar directamente el crecimiento del cáncer, lo que sugiere posibles estrategias terapéuticas novedosas.
«Este estudio revela el sorprendente resultado de que los cánceres colorrectales utilizan el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, el ingrediente principal en la mayoría de los refrescos azucarados y muchos otros alimentos procesados, como combustible para aumentar las tasas de crecimiento de tumores», subraya Lewis Cantley, coautor del trabajo.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que en este trabajo no afirma que lo que se ha observado en los animales puede ser, o no, relevante para el desarrollo del cáncer intestinal humano. Este trabajo en concreto se diseñó debido a que ha habido muchos análisis epidemiológicos en humanos que revelaron una correlación entre una mayor ingesta de bebidas endulzadas con jarabe de maíz alto en fructosa y la obesidad, así como por otros estudios que han puesto de manifiesto una correlación entre la obesidad y un mayor riesgo de riesgo cáncer colorrectal.
La fructosa se utiliza para fabricar el jarabe de maíz rico en fructosa, el cual se usa para edulcorar gran variedad de alimentos (comidas procesadas, bollería y repostería industrial, helados, mermeladas, salsas y condimentos) y, sobre todo, bebidas o refrescos azucarados. El consumo excesivo de estos alimentos, y por tanto de fructosa, se ha relacionado con la aparición de enfermedades como la obesidad y la diabetes.
«Cada vez hay más estudios estudios observacionales que sugieren una asociación entre el consumo de bebidas azucaradas, la obesidad y el riesgo de cáncer colorrectal», asegura la investigadora Jihye Yun, profesora de genética molecular y humana en el Centro Baylor. Y añade: «La idea actual es que el azúcar es perjudicial para nuestra salud, principalmente porque su consumo excesivo puede conducir a la obesidad. Y sabemos que la obesidad aumenta el riesgo de muchos tipos de cáncer, incluido el cáncer colorrectal; sin embargo, no estábamos seguros de si existía un vínculo directo y causal entre el consumo de azúcar y el cáncer».
Los investigadores han trabajado en un modelo de ratón de cáncer de colon con el gen APC inactivado. Este gen es clave en este tipo de cáncer ya que sin su presencia las células intestinales normales no dejan de crecer ni mueren, formando tumores en etapa temprana llamados pólipos. «Más del 90% de los pacientes con cáncer colorrectal tienen este tipo de mutación APC», explica Yun.
Usando este modelo, el equipo probó el efecto del consumo de agua endulzada con azúcar en el desarrollo de tumores. El agua endulzada era un 25% de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, que es el principal edulcorante de las bebidas azucaradas que consumimos. El jarabe de maíz alto en fructosa consiste en glucosa y fructosa en una proporción de 45:55.
Cuando los investigadores proporcionaron la bebida azucarada, los ratones ganaron peso rápidamente en un mes. Para evitar que fueran ratones obesos e imitar el consumo diario de una lata de refresco en los humanos, administraron a los ratones una cantidad moderada de agua azucarada por vía oral con una jeringa una vez al día. Al cabo de dos meses, los ratones que recibieron agua azucarada no se volvieron obesos, pero desarrollaron tumores que eran más grandes y de mayor grado que los de los ratones modelo tratados con agua normal.
«Estos resultados sugieren que, cuando los animales tienen pólipos intestinales, lo que puede ocurrir en muchos adultos jóvenes por casualidad y sin previo aviso, consumir incluso cantidades modestas de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa en forma líquida puede estimular el crecimiento y la progresión del tumor independientemente de la obesidad», advierte Yun.
Y, reconoce que aunque se necesita más investigación para traducir estos descubrimientos a humanos, «nuestros hallazgos sugieren que el consumo crónico de bebidas azucaradas puede acortar el tiempo que tarda en desarrollarse el cáncer». En los humanos, el cáncer colorrectal se demora entre 20 y 30 años y se desarrollan a partir de tumores benignos hasta convertirse en cánceres agresivos».
«Esta observación podría explicar por qué el aumento del consumo de bebidas azucaradas y otros alimentos con alto contenido de azúcar en los últimos 30 años se está correlacionando con un aumento en los cánceres colorrectales en personas de 25 a 50 años en EE.UU.», sostiene Cantley.
Mecanismo molecular
Los autores exploraron también el mecanismo molecular subyacente a este efecto. Así, encontraron que una enzima de los tumores de ratón convierte la fructosa en fructosa-1-fosfato, lo que altera el metabolismo de las células tumorales y crea ácidos grasos que refuerzan el crecimiento del tumor.
Si las investigaciones futuras muestran que el el jarabe de maíz tiene un efecto de aumento del crecimiento similar en los tumores humanos, los hallazgos de este estudio sugieren que los tratamientos dirigidos al metabolismo de la fructosa podrían proporcionar nuevas estrategias para frenar el desarrollo y la progresión del cáncer colorrectal.
«Nuestros resultados también abren nuevas posibilidades de tratamiento – afirma Yun-. A diferencia de la glucosa, la fructosa no es esencial para la supervivencia y el crecimiento de las células normales, lo que sugiere que vale la pena explorar las terapias dirigidas al metabolismo de la fructosa. Y, por otro lado, evitar el consumo de bebidas azucaradas en lugar de depender de los medicamentos reduciría significativamente la disponibilidad de azúcar en el colon».
Si bien se necesitan más estudios en humanos, Yun y sus colegas esperan que esta investigación ayude a concienciar a la opinión pública sobre las consecuencias potencialmente perjudiciales que el consumo de bebidas azucaradas tiene sobre la salud humana y contribuir así a reducir el riesgo y la mortalidad del cáncer colorrectal en todo el mundo.
Fuente: https://www.abc.es (21-03-19)