¿HAY QUE COMER COMO CAVERNÍCOLAS?
Hoy en día parece que cada tres persona que veo, una ya está siguiendo la dieta “paleo” o está pensando hacerlo. Sus objetivos son pérdida de peso o mejor salud. La premisa principal de la dieta paleo: Si los cavernícolas no se lo comían, uno tampoco debería de hacerlo. Pero, ¿acaso es un buen consejo nutricional?
He aquí tres datos básicos:
- No existe tal cosa como “una” dieta paleo. La era paleolítica duró 2,5 millones de años e involucró poblaciones con una amplia variedad dietética determinada por el clima, la geografía, la temporada y la disponibilidad.
- Los seres humanos hoy y los alimentos que consumen no son iguales que en la era paleolítica. Cambios genéticos y la reproducción resultaron en organismos muy diferentes en ambos casos.
- No se han realizado estudios de grandes grupos de personas que hayan seguido la dieta paleo durante décadas para evaluar su efecto a largo plazo en la salud.
Hay que tener presente que la expectativa de vida para las personas antes de la llegada de la agricultura hace 15 mil años rara vez alcanzaba o excedía los 40 años, así que se desconoce su riesgo de desarrollar las “enfermedades de la civilización”.
Hay una premisa básica de la dieta paleo que sí beneficiaría la salud de todo mundo: evitar todos los alimentos empaquetados y procesados. La dieta enfatiza las carnes magras, pescado, frutas, vegetales, nueces y semillas, y desalienta los alimentos que se volvieron comunes cuando emergió la labranza, como los productos derivados de granos y lácteos.
Pero, ¿es práctica esta dieta? ¿Cuántas personas intentando preparar a los niños para la escuela y a sí mismas para el trabajo se tomarán el tiempo para asar salmón? Y, ¿pueden vivir felices para siempre sin un pedazo de pan o una galletita?
Una dieta estilo Mediterráneo, ahora promovida por la mayoría de los nutricionistas e investigadores que estudian nutrición, es mucho más fácil de incorporar a las vidas modernas. También es mejor nutricionalmente, equilibrada y sabrosa.
Sin embargo, varios estudios a corto plazo sugieren que la dieta paleo es más efectiva que la mediterránea para promover la pérdida de peso y reducir los factores de riesgo de diabetes tipo 2 y males cardíacos.
Una afirmación popular de los seguidores de la dieta paleo es que somos los únicos mamíferos que bebemos leche después del destete. Muchas personas pierden en la infancia la habilidad para digerir la lactosa en la leche. Sin embargo, Marlene Zuk, bióloga especializada en evolución de la Universidad de Minnesota, dijo que muchos otros desarrollaron la habilidad de producir la enzima lactasa, que convierte la lactosa, un cambio que ocurrió en los últimos 5.000 a 7.000 años.
Y mientras que es sensato comer muchos menos almidones, particularmente el de la harina blanca y los granos refinados que nuestro cuerpo rápidamente convierte en azúcar, Zuk señaló que las personas continuaron evolucionando genes para la amilasa, la enzima que descompone los almidones en el intestino delgado.
Los paleolíticos eran cazadores-recolectores y pasaban la mayor parte de sus horas caminando y corriendo de un lado a otro en busca de comida, con más tiempo invertido en prepararla para su consumo.
Si está dispuesto a hacer todo eso, adelante.
Fuente: New York Times International Weekly (31/08/2018)