LA OBESIDAD ES UNA ENFERMEDAD PELIGROSA QUE COMPARTE CARACTERÍSTICAS CLAVE CON EL CÁNCER
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la obesidad como una enfermedad desde 1948, es posible que su identidad como enfermedad no se perciba de la misma manera que otras afecciones de salud. Las personas que viven con obesidad tienen menos probabilidades de recibir atención especializada para esa afección, a diferencia de los pacientes con otras enfermedades, como el cáncer.
Sin embargo, la obesidad y el cáncer tienen varias similitudes. Esto es de crucial importancia global, dado el dramático aumento en el número de adultos y niños afectados, incluso en Canadá.
La obesidad es una enfermedad.
Al igual que el cáncer u otras enfermedades médicamente reconocidas, la opinión pública debe considerar seriamente la obesidad como tal. La obesidad en sí no sólo es una enfermedad, sino que también puede contribuir a la aparición y progresión del cáncer y otras enfermedades, como la diabetes, la aterosclerosis, los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.
La enfermedad de la obesidad afecta a las personas de varias formas:
- Mecánicamente: la obesidad impone una presión excesiva sobre los huesos y las articulaciones, así como sobre los órganos internos. También puede causar potencialmente una obstrucción de las vías respiratorias que puede provocar apnea obstructiva del sueño.
- Biológicamente: la obesidad puede provocar osteoartritis, por ejemplo, y se presenta con inflamación y secreciones desreguladas por células disfuncionales del tejido adiposo. La obesidad también puede provocar depósitos anormales de grasa en órganos vitales, lo que altera gravemente la homeostasis o estabilidad biológica de todo el organismo.
- Psicológicamente: los pacientes con obesidad pueden enfrentar dificultades para realizar las actividades diarias; incluso cosas simples como atarse los cordones de los zapatos pueden ser un desafío. Esto se ve agravado aún más por la profunda influencia de las redes sociales y la promoción de una imagen de forma corporal presuntamente “ideal” y poco realista, que estigmatiza a los pacientes con obesidad. También hay evidencia de que la obesidad va acompañada de inflamación cerebral y un mayor riesgo de padecer afecciones de salud mental como el trastorno depresivo mayor y la ansiedad.
Características comunes de la obesidad y el cáncer
La obesidad comparte varias características importantes con el cáncer:
- Motivos multifactoriales: Ambas enfermedades no presentan una causa única conocida, lo que puede dificultar la prevención y el tratamiento. La obesidad no se debe simplemente a estilos de vida individuales de alto consumo de calorías o bajos niveles de ejercicio físico, ya que el equilibrio entre la ingesta y el gasto de energía puede inclinarse en cualquier dirección por la genética, el medio ambiente y otros factores que no se comprenden completamente.
- Metástasis: al igual que el cáncer, la obesidad puede implicar metástasis, lo que significa que la enfermedad puede extenderse a otras partes del cuerpo. En el caso de la obesidad, esto toma la forma de depósitos de grasa ectópicos, que ocurren cuando el tejido adiposo (grasa) no puede almacenar todo el exceso de triglicéridos, un tipo de lípido o grasa. Luego, los triglicéridos se acumulan más allá de sus ubicaciones normales, incluso alrededor de los órganos. En la obesidad, la grasa puede depositarse en el corazón, el hígado, en los vasos sanguíneos e incluso en el cerebro. Estos depósitos pueden alterar la función de órganos vitales y tener efectos devastadores en la salud de un individuo.
- Desarrollo progresivo y etapas: La obesidad, al igual que el cáncer, puede desarrollarse progresivamente hasta alcanzar etapas avanzadas dañinas. Una de las razones por las que las personas pueden considerar la obesidad como una enfermedad menos grave que el cáncer es que pueden prestar más atención a las etapas del cáncer. De hecho, tanto la obesidad como el cáncer podrían avanzar progresivamente si no se realizan un diagnóstico y una intervención adecuados. Sin embargo, las muertes que se originan en la obesidad se atribuyen con mayor frecuencia a posibles enfermedades consiguientes (como eventos isquémicos cardiovasculares o incluso cáncer) y pasan por alto el impacto fundamental de la obesidad.
- Recurrencia: Quienes se recuperan de la obesidad pueden experimentar una recurrencia de la enfermedad. Un buen ejemplo se ve en la serie de televisión The Biggest Loser. Los concursantes que perdieron peso en el programa luego lo recuperaron. La recurrencia de la obesidad a menudo se denomina efecto “yo-yo”. Sin embargo, “recurrencia” es un término mejor que debería reemplazar al yo-yo, ya que enfatiza más seriamente que la obesidad está lejos de ser un juego. De hecho, ciertos pacientes luchan profundamente para frenar la recuperación de peso incontrolable.
Como lo ilustra el cuento del Traje Nuevo del Emperador, las percepciones de la gente pueden ser erróneas. A menudo, las percepciones sobre la obesidad no reflejan las graves amenazas que supone para la salud. Está científicamente demostrado que la obesidad es una enfermedad y está reconocida internacionalmente como tal. El reflejo de sus rasgos en el cáncer revela su potencial mórbido inherente. Necesitamos prestar atención a la lección del cuento del Traje Nuevo del Emperador y reconocer la realidad de las cosas: la obesidad no es simplemente una incomodidad sino una enfermedad real.
La obesidad es una enfermedad porque puede provocar el deterioro de varios aspectos de la salud. La OMS define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedades y dolencias”. Aunque la obesidad comparte numerosas características de morbilidad con el cáncer, no recibe el mismo reconocimiento social como enfermedad, y las personas con obesidad pueden tener menos probabilidades de recibir la ayuda y el tratamiento que necesitan. Existe una necesidad urgente de remodelar la forma en que se considera la obesidad.
Fuente: https://theconversation.com (20-09-23)