LOS INVESTIGADORES EXPLORAN EL SERIO IMPACTO DE LOS OBESÓGENOS EN LA OBESIDAD INFANTIL Y ADULTA
La exposición diaria a sustancias químicas que promueven la obesidad (obesógenos) representa un riesgo significativo para la salud pública y necesita una regulación más estricta para minimizar la exposición y proteger la salud de las personas, según la evidencia presentada hoy en la 59a Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica.
El Dr. Leonardo Trasande es un líder de renombre internacional en salud ambiental, que reunirá la evidencia acumulada del grave impacto de estos productos químicos en la obesidad infantil y adulta, así como en la economía mundial. Hará recomendaciones sobre políticas simples que reduzcan de manera segura la exposición de las personas, al tiempo que obtienen beneficios económicos.
La mentalidad arraigada de que la dieta y la actividad física son los únicos determinantes del peso corporal ahora se ha cambiado, y se entiende que la genética y los factores ambientales también tienen un papel importante. Sin embargo, la influencia dañina de las sustancias químicas que alteran las hormonas en la creciente incidencia de la obesidad se ha subestimado en gran medida. Un cuerpo de evidencia en rápido crecimiento indica que estos químicos pueden alterar nuestro metabolismo normal y socavar nuestros procesos naturales para usar calorías, predisponiéndonos al aumento de peso.
El Dr. Trasande y sus colegas han publicado una serie de estudios sobre los efectos adversos de la exposición humana a estos productos químicos, investigando los efectos a largo plazo, desde antes del nacimiento hasta la edad adulta, de una población holandesa numerosa y bien caracterizada. En su presentación, presentará pruebas convincentes de estos y otros estudios sobre la gravedad de la exposición a los obesógenos, incluidos los peligros de tres sustancias químicas muy comunes que a menudo encontramos en nuestra vida cotidiana.
- Los bisfenoles, que se encuentran en el revestimiento de las latas de aluminio y en los recipientes térmicos, agrandan las células grasas y nos predisponen a almacenar grasa.
- Los ftalatos, que se encuentran en los productos para el cuidado personal y los envases de alimentos, pueden reprogramar la forma en que nuestro cuerpo metaboliza las proteínas, empujándolas a almacenar grasa, independientemente de nuestro nivel de actividad física o dieta.
- Se ha demostrado que el PFOS, que se encuentra en los utensilios de cocina antiadherentes y en la ropa resistente al agua, programa mal el cuerpo para almacenar grasa, incluso cuando las condiciones externas indican que debe quemar calorías grasas, como en temperaturas frías. En los adultos que perdieron peso siguiendo una dieta saludable con actividad física, los niveles más altos de PFOS se asociaron con una mayor recuperación de peso más adelante.
El viejo mantra de “calorías que entran, calorías que salen” para la prevención de la obesidad descuida el papel crucial de la exposición a sustancias químicas como una tercera pata de mesa. A diferencia de las intervenciones de dieta y actividad física, que pueden ser difíciles de implementar, y mucho menos mantener, los niveles de obesógenos en los envases de alimentos y otros materiales pueden modificarse mediante la regulación”, señaló el Dr. Leonardo Trasande, líder, salud ambiental
Se estima que las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino cuestan a Europa 163.000 millones de euros al año, alrededor del 1,2% de su producto interior bruto; los obesógenos son una gran parte de eso. El Dr. Trasande también presentará una descripción general de estrategias seguras y simples para minimizar nuestra exposición a nivel individual, así como sugerir intervenciones a nivel de políticas para los órganos rectores, con un enfoque en los beneficios económicos de limitar la exposición pública, así como mejorar la salud.
“El aumento de la obesidad causado por estos productos químicos tiene un costo económico sustancial para la sociedad y la exposición debe minimizarse para obtener beneficios para la salud y para evitar los costos económicos de la inacción, está claro que la mejora de las regulaciones es esencial”, explica el Dr. Trasande.
Fuente: https://www.news-medical.net (25-09-21)