OBESIDAD O PSORIASIS: ¿QUÉ VIENE PRIMERO?

La psoriasis es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica poligénica. Una gran proporción (20% -30%) de los pacientes con psoriasis sufren de afectación articular (artritis psoriásica) que afecta principalmente a las extremidades distales pero también a las articulaciones más grandes.

La psoriasis en placas, la variante de enfermedad más común, se observa en cerca de 85% de los casos y por lo general se manifiesta como placas escamosas, eritematosas, de color rojo pálido, en particular en las superficies extensoras de los codos, las rodillas y el cuero cabelludo. Los subtipos de psoriasis menos comunes incluyen pustulosa, guttata, inversa, eritrodérmica y palmoplantar.

En el contexto actual de la pandemia de COVID-19, vale la pena señalar que a pesar de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) todavía no incluyen a las personas con psoriasis u otras enfermedades autoinmunes entre las personas con alto riesgo de COVID-19, muchos pacientes con psoriasis presentan comorbilidades asociadas, como obesidad y diabetes, que los ponen en mayor riesgo de enfermarse gravemente o morir a causa de COVID-19. El estrecho vínculo entre la psoriasis y la obesidad es cada vez más evidente para los médicos en su práctica clínica diaria. La evidencia científica es clara con respecto a la asociación bidireccional entre obesidad y psoriasis: la obesidad y el sobrepeso están asociados con una mayor incidencia de psoriasis, y las personas con psoriasis pueden ser más propensas a aumentar de peso.

Las células grasas de las personas con sobrepeso u obesidad liberan citoquinas inflamatorias que desempeñan un papel en el empeoramiento de los síntomas de la psoriasis. Se han encontrado niveles elevados de resistina y leptina en pacientes con psoriasis con obesidad. La incidencia de psoriasis entre los adultos casi se había duplicado entre la década de 1970 y 2000, y debido a que la base genética no ha cambiado significativamente, los factores ambientales, incluidos el estilo de vida y la dieta, podrían haber jugado un papel en esta creciente prevalencia. Los hábitos alimentarios en las naciones industrializadas a menudo favorecen los alimentos y bebidas con alto contenido de carbohidratos, lo que resulta en obesidad y síndrome metabólico.

En un gran estudio noruego con 35.000 sujetos, se describió una asociación del síndrome metabólico con un mayor riesgo de desarrollar psoriasis. En un artículo separado sobre psoriasis, obesidad y ácidos grasos, un análisis indicó que la adiposidad es un factor central en esta asociación. En otros estudios se informaron hallazgos similares. Es difícil saber qué viene primero: la psoriasis o la obesidad. El aislamiento social pronunciado, los malos hábitos alimenticios, la depresión, el aumento del consumo de alcohol y la disminución de la actividad física en pacientes con psoriasis podrían explicar en parte cómo la psoriasis puede conducir a la obesidad. Los estudios epidemiológicos, sin embargo, proporcionan una fuerte evidencia de que la obesidad predispone a los pacientes a la psoriasis y amplifica la inflamación psoriásica. Un estudio de Setty y colaboradores, que incluyó a 78.626 mujeres (de las cuales 892 informaron tener psoriasis), indicó que la adiposidad y el aumento de peso eran factores de riesgo para el desarrollo de psoriasis. Los pacientes con un índice de masa corporal (IMC) de 35 o más tenían un riesgo relativamente mayor de desarrollar psoriasis de 2,69 en comparación con los pacientes delgados.

Y un estudio prospectivo de 2017 indicó que la obesidad y la alta masa de grasa abdominal duplicaron el riesgo de psoriasis. Estos estudios sugieren que la prevención del aumento de peso, la promoción del mantenimiento de un peso corporal normal y la reducción de la masa corporal pueden reducir la incidencia de psoriasis. De hecho, varios estudios han demostrado un impacto positivo de la pérdida de peso en la gravedad de la psoriasis, según esta revisión de 2018.

Debe adoptarse un enfoque multifactorial y personalizado al tratar la psoriasis o cualquier enfermedad crónica. Debemos aconsejar a nuestros pacientes con psoriasis que pierdan peso, realicen ejercicio físico y controlen sus comorbilidades. Bajar de peso reduce la inflamación crónica; por lo tanto, la pérdida de peso puede disminuir la gravedad de la psoriasis del paciente y reducir la afectación de la piel. Además, la pérdida de peso puede mejorar la eficacia de los medicamentos que se utilizan para tratar la psoriasis.

Conseguir y mantener un peso saludable es beneficioso para cualquier persona, pero especialmente para las personas que padecen enfermedades inflamatorias crónicas como la psoriasis. Es importante recordar que las tendencias mundiales actuales muestran una prevalencia cada vez mayor de todas las enfermedades crónicas (por ejemplo, obesidad, cáncer, afecciones cardíacas y diabetes), y estas aumentarán la mortalidad tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo; por lo tanto, cualquier medida que pueda ayudar a combatir estas enfermedades crónicas tendrá efectos positivos en todo el mundo.

Fuente: https://www.medscape.com (24-11-21)