Qué alimentos pueden potenciar, disminuir o bloquear el efecto de los medicamentos
Estamos acostumbrados a leer información relativa a interacción entre medicamentos, a los que pueden provocar determinados trastornos digestivos… pero pocas veces sabemos cómo es la interacción entre los alimentos que comemos y los medicamentos que nos recetan.
Desde Consumer se explica cuáles son los fármacos que interaccionan con más frecuencia con los alimentos, qué nutrientes influyen en el efecto de los medicamentos, cómo deben tomarse ciertos fármacos en relación con las ingestas y ofrece consejos prácticos para tener siempre a mano.
En un documento elaborado en 2011, el Ministerio de Sanidad advierte de que las interacciones entre medicamentos y alimentos pueden producir efectos negativos en la seguridad y eficacia del tratamiento farmacológico y, también, en el estado nutricional del paciente. No obstante, estas interacciones pueden prevenirse mediante una actuación conjunta por parte del equipo de profesionales sanitarios: médico, farmacéutico, dietista-nutricionsita y enfermero. En la actualidad existe un amplio consenso sobre la importancia de que los profesionales sanitarios estén familiarizados con las interacciones entre fármacos y nutrientes, y que además reciban una educación continuada para optimizar la terapéutica y mantener un estado nutricional adecuado del paciente.
Interacciones más frecuentes
Pocas veces sabemos cómo es la interacción entre los alimentos que comemos y los medicamentos que nos recetanLos fármacos más susceptibles de interaccionar con alimentos son los siguientes:
Fármacos con un margen terapéutico estrecho, es decir, cuya dosis terapéutica es próxima a la dosis tóxica, tales como warfarina, fenitoína, hipoglucemiantes orales, antihipertensivos, digoxina, contraceptivos orales o litio.
Medicamentos que tienen una curva dosis-efecto de gran pendiente, de forma que los cambios pequeños en la dosis producen grandes cambios en el efecto. Esto es muy importante en aquellas interacciones que reducen el efecto del fármaco.
Fármacos que para ser eficaces deben mantener una concentración en sangre sostenida. Este es el caso, por ejemplo, de los antibióticos, cuya eficacia puede comprometerse si durante el tratamiento no se mantienen unos niveles plasmáticos constantes.
Los grupos de población con un riesgo de interacciones más elevado deben recibir especial atención. Este es el caso de los ancianos, las personas de bajo peso corporal, las personas con insuficiencia renal y las mujeres embarazadas, además de aquellas personas con enfermedades crónicas (como cáncer o sida), u que reciben tratamiento con anticoagulantes.
Alimentos que potencian, disminuyen o bloquean el efecto de medicamentos
Dificultan la absorción de un medicamento:
Las proteínas: interfieren en la absorción de la L-DOPA, el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Si un paciente con esta enfermedad detecta que la medicación no hace el efecto esperado, debe eliminar las proteínas en el desayuno, el almuerzo y la comida (carnes, pescados, huevos, lácteos y legumbres sobre todo), y consumirlas solo en la cena.
La vitamina K: presente en coles, remolacha, lechuga, té verde, espinacas, guisantes, acelga, brócoli, coles de bruselas, y también en el hígado, limita la eficacia de los anticoagulantes orales.
Las grasas: disminuyen la eficacia de medicamentos que se emplean en el tratamiento del sida (zidovudina, indinavir y didanosina). Al igual que los alimentos ricos en vitamina K, las grasas también disminuyen la acción de los anticoagulantes orales. Una opción es tomar estos medicamentos en ayunas.
Los lácteos: reducen la absorción y la eficacia de varios medicamentos. Entre ellos, los antibióticos (tetraciclinas) y las penicilinas orales. También dificultan la absorción de los suplementos de hierro, cuando se prescribe en el tratamiento de anemias o en el embarazo, y de los laxantes que contengan magnesio. Por ello se recomienda que deben pasar al menos 2 horas entre el consumo de uno y otro.
Bloquean la acción de un medicamento:
El regaliz (también presente en chicles, bombones, cigarrillos o cervezas para mejorar su sabor) anula la acción de ciertos antihipertensivos, diuréticos y betabloqueadores.
La soja anula la acción del tamoxifeno, fármaco de acción antiestrogénica para la prevención del cáncer de mama.
El té, por su alto contenido en taninos, impide la absorción de los suplementos de hierro.
En general, los alimentos muy calientes.
Potencian la acción de un medicamento:
El ajo abundante en la dieta potencia la acción de los anticoagulantes orales (warfarina y acenocumarol), lo que aumenta el riesgo de hemorragias y sangrados.
El zumo de naranja aumenta la absorción de complementos de hierro para el tratamiento de la anemia y durante el embarazo. Se trata de un efecto beneficioso.
Provocan efectos adversos al coincidir con algunos medicamentos:
El zumo de pomelo produce reacciones de toxicidad al mezclarse con bastantes medicamentos: algunos utilizados para tratar la hipertensión, fármacos antirrechazo de transplantes, antihistamínicos e hipocolesterolemiantes.
La soja produce toxicidad cuando se consume junto con el haloperidol (para alteraciones del sistema nervioso) y la warfarina.
La tiramina (presente en quesos maduros como cheddar, azul, gorgonzola, camembert y brie, la cerveza, carnes ahumadas y embutidos, el vino tinto, los alimentos en escabeche, en conserva o marinados y los productos fermentados) reacciona con los antidepresivos como los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y produce efectos vasoconstrictores, crisis hipertensivas, cefaleas intensas, náuseas y palpitaciones.
Disminuyen la acción de un medicamento:
El ajo reduce el nivel plasmático del saquinavir, utilizado en el tratamiento del VIH.
Con qué comidas tomar ciertos medicamentos
En ayunas:
Antiulceroso sucralfato (o dos horas antes de las comidas).
El hierro (o dos horas antes y después de las comidas). Lo ideal es tomarlo antes de irse a dormir.
Acompañados de alimento:
Los AINES (antiinflamatorios no esteroideos), porque producen irritación en el estómago.
Los antibióticos, cuyo suministro suele durar 7 días. Esa semana es aconsejable consumir abundante yogur con lactobacillus para recuperar la flora intestinal y vaginal, que nos protege ambos órganos. No obstante, es preciso espaciar la ingesta de yogur (lácteo) del momento en que se toma el antibiótico.
Nunca mezclados con alcohol:
Los antibióticos (en especial, el metronidazol y algunas cefalosporinas), con el fin de evitar dificultad respiratoria, sudoración y vómitos.
Fuente: http://www.consumer.es
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