¿UN FÁRMACO QUE PUEDE PROLONGAR LA VIDA EN UN 25%? NO CONTENGA LA RESPIRACIÓN
Cada pocas semanas o meses, los medios de comunicación informan sobre un nuevo estudio que plantea de forma tentadora la posibilidad de que un nuevo fármaco nos proporcione vidas más largas y saludables.
El último estudio se centra en un fármaco que actúa sobre la interleucina-11, una proteína que interviene en la inflamación. El bloqueo de esta proteína parece haber ayudado a los ratones a evitar enfermedades y a prolongar su vida en más de un 20%. Ojalá se pudiera desafiar el paso del tiempo de una manera tan sencilla y sin esfuerzo: tomando una pastilla. Pero, como suele suceder, la importancia real de estos hallazgos está muy lejos de las expectativas.
El papel de la inflamación en la enfermedad y el envejecimiento
La inflamación crónica del cuerpo desempeña un papel en la aparición de enfermedades y la aceleración del envejecimiento. De hecho, se ha acuñado un término relativamente nuevo para representarla: “inflamación”. Si bien la inflamación aguda es una respuesta importante a una infección o lesión, si la inflamación persiste en el cuerpo, puede ser muy dañina. En el mundo moderno, hay una serie de factores ambientales, sociales y de estilo de vida que contribuyen a la inflamación crónica. Se trata, en gran medida, de los factores que ya sabemos que están asociados con las enfermedades y el envejecimiento, como la mala alimentación, la falta de ejercicio, la obesidad, el estrés, la falta de sueño, la falta de conexión social y la contaminación. Si bien abordar estas cuestiones directamente es una de las claves para abordar la inflamación crónica, la enfermedad y el envejecimiento, hay varios grupos de investigación que también exploran cómo tratar la inflamación crónica con fármacos. Su objetivo es apuntar y modificar las vías moleculares y químicas involucradas en el proceso inflamatorio en sí.
Lo que muestran las últimas investigaciones
Esta nueva investigación sobre la interleuquina-11 se llevó a cabo en ratones e involucró varios componentes separados. En un componente de esta investigación, se eliminó genéticamente la interleuquina-11 en ratones, es decir, se eliminó el gen de este mediador químico de estos ratones, lo que provocó que los ratones ya no pudieran producir este mediador en absoluto. En esta parte del estudio, la vida de los ratones se prolongó en más de un 20%, en promedio. Otro componente de esta investigación implicó tratar a ratones más viejos con un fármaco que bloquea la interleuquina-11. Se descubrió que inyectar este medicamento a ratones de 75 semanas (equivalente a humanos de 55 años) prolongaba la vida de los ratones entre un 22% y un 25%. Estos ratones tratados tenían menos probabilidades de contraer cáncer y tenían niveles de colesterol más bajos, menor peso corporal y una fuerza muscular y un metabolismo mejorados. A partir de estos resultados combinados, los autores concluyeron, de forma bastante razonable, que el bloqueo de la interleuquina-11 podría ser potencialmente una clave para mitigar los efectos de la edad en la salud y mejorar la esperanza de vida tanto en ratones como en humanos.
Por qué no deberías entusiasmarse todavía
Hay varias razones para ser cautelosos ante estos hallazgos. En primer lugar y más importante, se trata de un estudio en ratones. Puede que parezca obvio, pero los ratones son muy diferentes a los humanos. Por tanto, este hallazgo en un modelo de ratón ocupa un lugar muy inferior en la jerarquía de evidencias en términos de peso. Las investigaciones muestran que solo alrededor del 5% de los hallazgos prometedores en animales se trasladan a los seres humanos. Dicho de otro modo, aproximadamente el 95% de los hallazgos prometedores en animales podrían no trasladarse a terapias específicas para los seres humanos.
En segundo lugar, se trata de un solo estudio. Lo ideal sería que otros investigadores confirmaran estos hallazgos antes de siquiera considerar pasar a la siguiente etapa del proceso de descubrimiento de conocimientos y examinar si estos hallazgos pueden ser válidos para los seres humanos. Generalmente necesitamos un mayor conjunto de evidencia antes de entusiasmarnos demasiado con nuevos hallazgos de investigación e incluso considerar la posibilidad de realizar ensayos en humanos. En tercer lugar, incluso si todo sigue siendo positivo y los estudios de seguimiento respaldan los hallazgos de este estudio actual, pueden pasar décadas hasta que un nuevo hallazgo como este se traduzca en terapias exitosas en humanos.
Hasta entonces, podemos centrarnos en hacer las cosas que ya sabemos que marcan una gran diferencia en la salud y la longevidad: comer bien, hacer ejercicio, mantener un peso saludable, reducir el estrés y cultivar las relaciones sociales.
Fuente: https://theconversation.com (25/07/24)