EL PROYECTO SOPHIA CONCIBE LA OBESIDAD MÁS ALLÁ DEL IMC

Durante una conferencia en el Congreso Internacional sobre Obesidad 2024 en São Paulo, Brasil, el Dr. Carel Le Roux, investigador sudafricano, reflexionó sobre el proyecto de Estratificación de Fenotipos de Obesidad para Optimizar Futuras Terapias (SOPHIA, por sus siglas en inglés). El esfuerzo, del cual Le Roux es líder, implica el uso de datos federados y la reformulación de la obesidad como un conjunto de enfermedades, cada una con sus propias peculiaridades y necesidades de tratamiento.

El proyecto SOPHIA, una iniciativa de investigación colaborativa liderada por la Unión Europea, es una asociación público-privada que reúne a profesionales de la salud, universidades, líderes de la industria y organizaciones de pacientes para repensar cómo entendemos y tratamos la obesidad, considerando factores más allá del índice de masa corporal (IMC). «Debemos preguntarnos: ¿es la obesidad una enfermedad? ¿O, en realidad, la ‘obesidad’ se refiere a múltiples enfermedades que conducen a un exceso de tejido adiposo?», se preguntó Le Roux al comienzo de su presentación. El investigador, quien también es director del Grupo de Obesidad y Medicina Metabólica, afirmó que la obesidad ya no puede verse como una patología única y homogénea sino que debe entenderse como condiciones clínicas que afectan a varias subpoblaciones que responden de manera diferente a los tratamientos.

En la actualidad, los pacientes son diagnosticados de obesidad según el valor del IMC o la medida de la cintura, como recomiendan las guías clínicas actuales, pero este método contribuye a tratar los subtipos de obesidad como si fueran idénticos. «Teniendo en cuenta las especificidades del paciente, podemos identificar a los individuos que tienen probabilidades de progresar rápidamente de la enfermedad y aquellos que responderán bien a intervenciones específicas», explicó Le Roux, subrayando que este enfoque también contribuye a reducir los costos del sistema de salud pública. Los investigadores propusieron crear un mapa que permita visualizar las características distintivas de los pacientes con obesidad, como la presencia de enfermedades asociadas como la hipertensión y la diabetes. Uno de los principales retos del proyecto fue encontrar una forma de compartir datos sensibles entre los socios de SOPHIA sin comprometer la privacidad individual. La solución fue la creación de una base de datos federada.

En la práctica, este sistema permite a los socios académicos e industriales enviar datos a un servidor central, que los mantiene protegidos. «Queríamos alcanzar el punto óptimo, donde podemos tener la máxima utilidad y máxima protección de la privacidad utilizando la tecnología. Los investigadores pueden entonces obtener estadísticas, lo que permite el análisis de grandes conjuntos de datos sin comprometer la seguridad», explicó Le Roux. La mayoría de los pacientes analizados en el proyecto se enmarcan en el grupo principal, donde “a mayor peso, mayor riesgo” de enfermedades asociadas, añadió. Sin embargo, el proyecto permite visualizar específicamente a pacientes con alteraciones relacionadas con la hipertensión arterial, la función hepática, el perfil lipídico, la glucemia y la inflamación.

«La subclasificación de las enfermedades nos ayuda a comprender mejor los distintos mecanismos por los que surgen estas patologías y por qué algunos individuos presentan patrones fenotípicos inesperados de mayor susceptibilidad o resiliencia. Por ejemplo, los pacientes con cambios en la inflamación tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar diabetes tipo 2, artritis reumatoide e insuficiencia hepática», afirmó Le Roux. Además de visualizar las enfermedades asociadas de cada participante, SOPHIA, en el que participan 30 socios en Europa, Oriente Medio y Estados Unidos, también cuenta con superposición de tratamientos, lo que permite a los investigadores rastrear las respuestas individuales al tratamiento.

«Con esta superposición, confirmamos algo que muchos saben: cuando se trata a personas con diabetes tipo 2, ya sea mediante cambios en el estilo de vida, medicamentos o cirugía, la pérdida de peso es menor. Pero, para nuestra sorpresa, descubrimos que los pacientes con cambios relacionados con la inflamación tenían una mayor pérdida de peso. Este hallazgo nos dice que algunos grupos se benefician más y otros menos», afirmó Le Roux. Este análisis es particularmente interesante cuando se trata de cirugía bariátrica, continuó. «A menudo, el cirujano realiza un bypass gástrico increíblemente bien hecho y la respuesta no es la esperada. En este caso, podemos decir que es puramente biológico», dijo Le Roux, quien concluyó la presentación discutiendo los beneficios de este enfoque para un buen asesoramiento al paciente. «Cuando hablamos de ‘obesidades’ y no de ‘obesidad’, también podemos realizar nuestras consultas con más cuidado explicándoles a nuestros pacientes que si no responden al tratamiento, no es su culpa, no porque hayan hecho algo mal, sino por algo que habitualmente no se tiene en cuenta, como la presencia de comorbilidades, o incluso características personales y estilo de vida, como la edad y el tabaquismo», afirmó Le Roux.

Fuente: https://www.medscape.com (16/07/24)