LO ESENCIAL SOBRE LO QUE SABEMOS ACERCA DEL MICROBIOMA Y LA OBESIDAD

A medida que proliferan los estudios sobre el microbioma humano los científicos descubren formas en las que este puede influir en inflamación, enfermedades crónicas e incluso obesidad. Estos hallazgos llevan a aplicaciones clínicas prometedoras, como el uso exitoso del trasplante de microbiota fecal en el tratamiento de la infección por Clostridioides difficile. Sin embargo, hay mucho más por aprender, señaló el Dr. Sahil Khanna, M.S., profesor de medicina y gastroenterólogo en la Clínica Mayo.

En la conferencia Obesity Medicine (OMA) 2024 el especialista habló sobre el papel potencial del microbioma intestinal en el tratamiento de la obesidad. Con la creciente prevalencia de trastornos metabólicos en el mundo, que se prevé que afecten a más de mil millones de personas en 2030, la investigación sobre los desequilibrios de la microbiota intestinal puede contener pistas para el diagnóstico y el tratamiento. El Dr. Khanna dirige el programa clínico y de investigación de la Clínica Mayo sobre el trasplante de microbiota fecal para la infección por Clostridioides difficile y colabora con otros investigadores en el estudio del papel del microbioma intestinal en diversas afecciones. Con base en lo que ha visto hasta ahora, indicó que enfocarse en la composición de la microbiota intestinal puede ser una posible opción de tratamiento para la obesidad. En esta entrevista, condensada y editada para mayor claridad, habló sobre investigaciones recientes y el potencial para el futuro.

Descubriendo el vínculo del microbioma con la obesidad

¿Qué le interesó en primer lugar de la relación entre microbioma intestinal y obesidad?

Cuando pensamos en lo que hacen los microbios, lo primero que nos viene a la mente es que ayudan con la digestión y el metabolismo energético. Más recientemente hemos visto correlación entre la pérdida de la diversidad del microbioma intestinal y la pandemia de obesidad en este país y el mundo. Con más obesidad en las poblaciones occidentales que en las orientales, ¿cuánto de eso tiene que ver con el microbioma intestinal? Estudios recientes han demostrado que a medida que cambia su dieta a patrones occidentales el microbioma cambia. La pregunta que me viene a la mente es, ¿cuánto de ese cambio en el microbioma promueve un empeoramiento de la dieta o de la obesidad? Personalmente me interesé en estos vínculos desde la perspectiva científica en función de los recientes desarrollos con infección por Clostridioides difficile y trasplante de microbiota fecal en los últimos cinco años. La Dra. Colleen Kelly, gastroenteróloga del Brigham and Women’s Hospital y de la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, Estados Unidos, y sus colaboradores, han notado la eficacia del trasplante de microbiota fecal para la infección por Clostridioides difficile y los investigadores han comenzado a preguntarse sobre la relevancia para la obesidad.

¿Cuál ha sido la pregunta de investigación más intrigante hasta la fecha?

¿Existen grupos específicos o consorcios de bacterias, no bacterias individuales, que de alguna manera puedan modularse para mejorar el metabolismo? Esa parece ser la pregunta más importante en este momento. Después de eso, ¿qué tipo de terapias complementarias deben realizarse? Si estudiamos los cambios del microbioma en la obesidad deberíamos estudiarlo en todo su potencial. Simplemente realizar trasplante de microbiota fecal en la obesidad sin considerar los detalles es una falta de visión. Para que las terapias realmente funcionen necesitamos saber más sobre un grupo definido o consorcios de bacterias para armar el trasplante de donadores seleccionados.

El trasplante de microbiota fecal por sí solo probablemente sea insuficiente y debe considerarse junto con cambios en estilo de vida, fármacos, terapia endocrina, cirugía, etcétera. Necesitamos entender dónde, en toda la línea de manejo de la obesidad, podemos encajar la modulación del microbioma. Basándonos en la investigación hasta ahora, ¿qué sabemos sobre la asociación entre la obesidad y el eje intestino-cerebro? Gracias a las observaciones fragmentadas de varios estudios sabemos que hay muchas mediaciones diferentes que ocurren con la microbiota intestinal o los microorganismos a nivel local en el intestino. El microbioma, que incluye el material genético combinado de esos microorganismos, contiene reacciones inmunitarias dentro del revestimiento del intestino. El metaboloma, con las propiedades funcionales de la microbiota intestinal, también es muy complejo. Luego hay efectos posteriores a nivel local y central que conducen al gasto de energía o a una disminución en la absorción de contenido calórico, que son sutiles, pero pueden acumularse con el tiempo.

La segunda parte es que los microbios tienen mediadores que afectan la motilidad del intestino, que es un factor importante en el centro del hambre y la saciedad. Luego hay mediadores centrales donde los microbios afectan el hambre y la saciedad en el cerebro mismo. Por ejemplo, en la enfermedad hepática asociada al alcohol hemos visto que cambiar el microbioma puede afectar el deseo de alcohol, así que ¿podemos hacer lo mismo con el azúcar o los alimentos ricos en grasas? Sabemos que muchos alimentos a los que nos volvemos adictos, como el azúcar o las grasas, nos proporcionan una dosis instantánea de dopamina, que nos impulsa a dar un segundo mordisco a esa galleta. Es difícil resistirse a la dopamina, especialmente cuando tienes esa galleta frente a ti. Entonces, ¿cuánto de eso está mediado por el microbioma o se puede cambiar modulándolo? En otros trastornos sabemos que el eje intestino-cerebro está involucrado en las funciones gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable con dispepsia y distensión abdominal. La pregunta que se responderá en el futuro cercano es si parte de lo que vemos en los trastornos metabólicos está vinculada al eje intestino-cerebro y cuánto está siendo modulada por el microbioma.

¿Cómo podría el microbioma afectar la obesidad?

No conocemos el panorama completo, pero vemos las piezas: apetito central, absorción de energía, almacenamiento de grasa, inflamación crónica y ritmo circadiano. Con todo esto unido aprendemos cada vez más. Lo máximo que sabemos es el efecto de la dieta y el microbioma intestinal, que entendemos de manera simplista y transitoria. Por ejemplo, una dieta rica en fibra y prebióticos tradicionales tiende a tener un microbioma más diverso y redundancia en la función, por lo que no hay efecto abrumador de un taxón o especie de bacteria en particular que conduzca a un evento adverso. Se ha demostrado que lo que nuestras abuelas nos decían sobre comer más frutas, verduras y fibra tiene impacto positivo en el microbioma intestinal. Después de una década de investigación sobre el metabolismo energético y la dieta, en eso estamos ahora: coma más fibra, que lo hará sentir mejor y optimizará su metabolismo.

El potencial de la terapia del microbioma

¿Qué opciones de tratamiento basadas en el microbioma se investigan para la obesidad?

En estudios realizados en ratones libres de gérmenes, tomando heces de ratones genéticamente con obesidad y poniéndolas en ratones que no tenían genéticamente obesidad, los últimos desarrollaron obesidad solo por los efectos del microbioma. Es fascinante, pero ¿es posible lo contrario? Tratamos de resolver la obesidad, no la delgadez, así que esa es la pregunta que necesita respuesta. ¿En los seres humanos podemos tomar terapias del microbioma de algún tipo, ya sea un solo agente bacteriano vivo o consorcios de microbios modificados genéticamente derivados de donadores humanos o biología computacional o un microbioma intestinal completo mínimamente modificado de seres humanos y así cambiar el metabolismo de las personas?

Básicamente hay varias consideraciones y no creo que veamos una práctica independiente de hacer trasplante de microbiota fecal de un donador delgado a un individuo con obesidad. Necesitamos considerar terapias adjuntas, como la forma en que los agonistas del receptor del péptido 1 similar al glucagón afectan el microbioma y los costos y eventos adversos asociados con ellos. ¿Podría el microbioma proporcionar una vía de salida en lugar de tomar fármacos de por vida? Todavía no tenemos esos datos de algunos descubrimientos más revolucionarios en el tratamiento de la obesidad en la medicina moderna.

¿Qué otros avances se han producido en torno a la investigación del trasplante de microbiota fecal en esta área?

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos permite el trasplante de microbiota fecal para la infección por Clostridioides difficile, pero para cualquier otra cosa solo se puede realizar en entornos de investigación. Sin embargo, hay decenas de ensayos clínicos que estudian el trasplante de microbiota fecal relacionado con síndrome metabólico, enfermedad hepática esteatósica asociada a la disfunción metabólica, esteatohepatitis asociada a la disfunción metabólica, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y más, junto con vínculos con la restauración del microbioma. En este momento no estamos cerca de indicar el trasplante de microbiota fecal para pacientes individuales, pero los proveedores interesados en obtener más información deben consultar lo último en ClinicalTrials.gov. En más de dos docenas de estudios actuales centrados en la obesidad y el trasplante de microbiota fecal los investigadores analizan cuestiones relacionadas con suplementación con fibra, cirugía posbariátrica y resistencia a la insulina, por lo que pronto veremos que se publican cada vez más datos.

Expectativas poco realistas y esfuerzos futuros

¿Existen conceptos erróneos sobre el microbioma que le gustaría abordar?

El más importante es que las personas se sienten obligadas a hacerse un análisis del microbioma y luego entran en una espiral de intentar tratar el exceso de bacterias ya sea con un probiótico o pidiendo a su médico que les recete un antibiótico. Digo a los pacientes que esas pruebas no cambian la práctica en este momento y no puedo ofrecer ninguna orientación clínica. Incluso si las empresas dicen que pueden hacer un análisis detallado del microbioma, el concepto erróneo más grande es que podemos hacer algo al respecto. No recomiendo a los pacientes que se hagan esas pruebas. No dan resultados clínicamente relevantes.

¿Cuáles son los próximos pasos de investigación o las preguntas que tiene?

Personalmente, estoy enfocado en el microbioma en infección por Clostridioides difficile y sigo explorando ensayos clínicos para terapias en ese ámbito. Colaboro con investigadores que estudian los microbiomas en personas con enfermedad hepática esteatósica asociada a la disfunción metabólica y con otros investigadores de la Clínica Mayo que estudian el papel de los microbiomas en pacientes con obesidad y dividen sus fenotipos en diferentes clases, como el cerebro hambriento o el intestino hambriento. Estoy ansioso por ver las diferencias.

Fuente: https://espanol.medscape.com (31/07/24)