DISEÑAN UN «CHIP» GENÉTICO QUE DICE CUÁNDO PARAR DE COMER

En el futuro, las personas con obesidad podría llevar un dispositivo implantable, una especie de sensor, que avisa que los niveles de grasa son demasiado elevados y que al mismo tiempo genera una serie de señales que transmitan al cerebro la sensación de saciedad. Así, se dejaría de comer y se perdería peso. 

ratones

Lo que parece ciencia ficción lo acaba de desarrollar un equipo de investigadores suizo, aunque todavía en ratones. Dirigidos por Martin Fussenegger, los investigadores del ETH Zurich, cuyo trabajo se publica en Nature Comunnications, han desarrollado un sistema de alerta temprana y tratamiento: un circuito genético implantable compuesto principalmente por componentes de genes humanos. Por un lado supervisa constantemente los niveles circulantes de grasa en la sangre y, por otro, tiene una función de realimentación y fabrica una sustancia en respuesta a los niveles de grasa en la sangre excesivamente altos que transmite una sensación de saciedad al organismo, lo que hace que dejemos de comer.

En concreto, han creado un circuito genético sintético, es decir, la combinación de genes que normalmente no actúan juntos. Dicho circuito parece ser capaz de ajustar la producción de una molécula, un péptido supresor del apetito, y reducir así los niveles de lípidos -grasas- en sangre. Y, es posible, especulan los investigadores, que el dispositivo implantado pueda ser adaptado para tratar enfermedades como la diabetes o la obesidad

Menos apetito

Los investigadores han analizado su implante en un grupo de ratones obesos que habían sido alimentados con alimentos ricos en grasas. Una vez que se implantó el circuito, y éste comenzó a controlar los niveles de grasas en sangre, los ratones obesos dejaron de comer y como resultado redujeron su peso corporal. Y a medida que los niveles de sangre en grasa también volvieron a la normalidad, el circuito regulador dejó de producir la señal de saciedad.

«Los ratones perdieron peso a pesar de que les seguimos alimentándoles con mucha comida rica en calorías», explica Fussenegger. Pero, apunta, los animales comieron menos porque el implante les enviaba señales de saciedad; sin embargo, los ratones que recibieron alimentos con contenidos en grasa normales, ni perdieron peso, ni disminuyeron su ingesta de alimentos. Una ventaja importante de este sensor sintético es que no sólo es capaz de medir un tipo de grasa, sino también de distintas grasas animales y vegetales, saturadas e insaturadas. 

No en humanos

La mala noticia es que este dispositivo implantable no puede, de momento, utilizarse en humanos. Además de que hace falta mucha investigación para que se pueda usar en la clínica, Fussenegger duda que se puede utilizar algo semejante en personas obesas. Más bien, dice, será una posible alternativa a las intervenciones quirúrgicas, como la liposucción o las bandas gástricas. «La ventaja de nuestro implante sería que se puede utilizar en vez de estas intervenciones invasivas. Y además, en lugar de intervenir en la progresión de una enfermedad, algo que es difícil de regular, posee un efecto preventivo y explota el mecanismo natural de saciedad humana».

Fuente: www.abc.salud

Referencia: Rössger K, Charpin-El-Hamri G, Fussenegger M. A closed-loop synthetic gene circuit for the treatment of diet-induced obesity in mice. Nat Commun. 2013 Nov 26;4:2825.