ELEGIR QUÉ NOS APETECE COMER ESTÁ DETERMINADO POR NUESTROS GENES

Se trata del primer estudio en describir cómo los genes del cerebro afectan a la ingesta de alimentos y a las preferencias dietéticas de un grupo de personas sanas.

tortaLas tentaciones existen. Cualquier persona ha experimentado alguna vez un antojo por una comida u otra. Ya sea pizza o ensalada. Sin embargo, pese a lo que muchos piensan, estos hechos no vienen determinados por la falta de fuerza de voluntad de algunas personas.

Según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la razón para caer en esta tentación está en nuestros genes. En función de las variantes que portemos de los genes que regulan el funcionamiento de nuestro cerebro, así serán nuestras preferencias y comportamientos alimenticios.

«La mayoría de las personas tienen auténticos problemas para modificar sus hábitos dietéticos, incluso en aquellas situaciones en las que saben que sería lo más adecuado para sus intereses. Esto es así porque nuestras preferencias alimentarias y nuestra capacidad para seguir un plan afectan a lo que comemos y a nuestra capacidad para adherirnos a los cambios en la dieta», explicó Silvia Berciano, directora de esta investigación.

«El nuestro es el primer estudio en describir cómo los genes del cerebro afectan a la ingesta de alimentos y a las preferencias dietéticas de un grupo de personas sanas», comentó la experta.

En el nuevo estudio, los autores analizaron los genomas de 818 mujeres y varones adultos que habían respondido a distintos cuestionarios sobre sus hábitos dietéticos. Y de acuerdo con los resultados, algunos de los genes estudiados parecen jugar un papel muy importante en las elecciones alimentarias y hábitos dietéticos de cada persona.

La elevada ingesta de chocolate se asoció a ciertas variantes del gen que expresa el receptor de la oxitocina. Por su parte, un gen asociado a la obesidad juega un papel determinante sobre nuestra preferencia por las verduras y los alimentos ricos en fibra. Y asimismo, los autores también identificaron ciertos genes específicos implicados en la ingesta de sal y grasas.

Así, los resultados, más allá de ayudarnos a tranquilizar nuestras conciencias, pueden tener una gran utilidad en el desarrollo de nuevas estrategias que faciliten la adherencia de cada persona a su dieta más óptima. Es más; los nuevos hallazgos posibilitarán el diseño de dietas más precisas que ayuden a minimizar el riesgo que presenta una persona de desarrollar enfermedades comunes y potencialmente mortales como las cardiovasculares, la diabetes o el cáncer.

«El conocimiento alcanzado en nuestro estudio abre la puerta a una mejor comprensión de los comportamientos alimenticios y facilita el diseño de recomendaciones dietas personalizadas más amenas para cada individuo, lo que mejorará la adherencia y que los resultados sean más exitosos», concluyó Silvia Berciano.

Fuente: http://www.digitalsalud.com

Referencia: Silvia Berciano, M.Sc., researcher, USDA Jean Mayer Human Nutrition Research Center on Aging, Tufts University, Boston; Lauri Wright, Ph.D., spokesperson, Academy of Nutrition and Dietetics, and director, doctorate in clinical nutrition program, University of North Florida, Jacksonville; April 22, 2017 presentation, American Society for Nutrition and Experimental Biology 2017 meeting, Chicago